martes, 2 de mayo de 2017

UNA RESEÑA DE GEMA, DE LIBROS Y RELATOS



Hola amigos de la literatura,

Hoy recuerdo la maravillosa reseña que hizo Gema María Del blog Libros y relatos
de mi libro Odas y poemas de dragones y princesas

Solo me queda darte de nuevo las gracias, y dejaros aquí la reseña para que podáis leerla con detenimiento, porque merece la pena.

Odas y poemas de dragones y princesas, de Iñaki A. Lamadrid


¡Me he quedado con ganas de más!


SINOPSIS

Este libro es un poemario que se divide en dos partes: la primera son un serie de poemas de temática de fantasía épica medieval, y la segunda son poemas costumbristas.
Hazañas de caballeros, batallas épicas y todo un mundo de fantasía te espera en este libro.




MI OPINIÓN

No suelo leer poesía, soy más de prosa y de ficción, pero me animé porque el autor y yo tenemos algo en común: perdemos la cabeza con las Crónicas del asesino de reyes. Kvothe, ¿dónde estás? ¿Qué ha sido de ti? ¡¿Cuándo sabremos qué te está ocurriendo en el tercer libro?!

En su día memoricé varios versos de Romeo y Julieta de los que todavía me acuerdo... “un fuego apaga otro fuego; una pena se calma con el sufrimiento de otra; da vueltas hasta que te acometa el vértigo y te serenarás girando en dirección contraria; un dolor desesperado con la aflicción de otro se remedia...” o algo así, ¿no? La adolescencia es una época difícil. (¡Jeje!)

Desgraciadamente, la aparté a un lado y en contaditas ocasiones he leído algún poema. 

Odas y poemas de dragones y princesas es cortito, solo 54 páginas en la versión impresa; 54 páginas tan delicadas que hay que pasar las hojas soplando para cuidar las letras. Cada palabra está estudiadísima, como si la hubieran acariciado y mimado antes de colocarla en el poema. Es lo que tiene la poesía, que solo con la musicalidad de su ritmo has de seguir leyendo, totalmente prendado de ese sonido aunque no cuente nada. Si, además, cuenta historias de fantasía épica, pues en enganche está asegurado. ¿Cómo se puede decir tanto en tan pocos versos? Si las emociones son el idioma del alma, la poesía es su voz. Íñigo A. Lamadrid lo expresa de manera soberbia en este pequeño tesoro de libro. 

Una segunda lectura me ha permitido fijarme en cosas que se me habían pasado por alto en la primera. Lo que más me ha gustado son las historias que cuentan los poemas. A pesar de que todos me han gustado, me quedo con La Arpón Divino.



"Negras nubes de tormenta
se ciernen sobre la angosta bahía
sospecha el pirata, algo temía
viento y tiniebla aparece en su puerta. 

El tiempo inexorable aparenta detenerse
los murmullos cesan casi al instante
las gentes parecen estatuas de diamante
el pirata ya sabe a lo que atenerse".

Tengo que nombrar también La canción del corsario, porque me ha hecho gracia la alusión al poema de José Espronceda.


 “No hay diez cañones por banda
En el bergantín tampoco entran 
más bien doce en su panza 
nuestro balandro alberga”



Leyendas me ha puesto la piel de gallina, igual que cuando leí la sinopsis de El nombre del viento

" He matado gigantes con mis propias manos

Y con ellas he creado cosas hermosas

He hecho reír y llorar a los bardos

Quizá hayas oído mi historia"

La primera parte cuenta historias épicas, medievales, de castillos, luchas de espada y guerreros de los de armadura. Me ha encantado. Entretenida, como un montón de historias cortas. La última parte se centra más en el amor, en la vida... me han dado ganas de subrayar mil frases, y querido memorizarlas todas.

 

"Con los ancianos ojos llenos

Sin echar en falta nada

Dejándolo todo hecho

Cogidos de la mano, juntos

Hinchando bien el pecho

Tres, dos, uno..."

Para aguantar la respiración y quedarte mirando, perplejo, esos puntos suspensivos, ¿verdad?

¡Qué ganas de leer poesía! Creo que no hay mayor logro que hacer sentir con tus palabras a un ignorante de las rimas. ¿Y el de A mi princesa? ¡Qué preciosidad! Para imprimirlo y ponerlo en un lugar donde se lo pueda leer a mis niños a menudo, pues he pensado en ellos, solo que al final tendré que cambiar “mi princesa” por “mi princeso”. ;-)

Muchas gracias, Iñaki A. Lamadrid, por poner en mi camino este libro y hacerme recuperar el gusto por este género que tenía olvidado.


"Y la paz me acoge en el sueño

Y al despertar, tu mirada."


Solo hacer un apunte, ¿puedo? ¡Me hubiera encantado este libro con ilustraciones! 

¿Quieres saber más de Iñaki A. Lamadrid?

Aquí tienes su blog, donde podrás curiosear sobre él y sobre su libro.
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Aquí podrás adquirirlo en Casa del libro. 


Cierro dándole las gracias al autor, además, porque leerle me ha hecho recordar unos versos que me recitaba mi madre de pequeña, unas rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, que yo creo que he almacenado en la memoria toda la vida. Aquí lo dejo, por si alguien, con la reseña, se ha quedado, como yo, con ganas de más.





Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las huríes del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta,
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella,

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas.

Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona,
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan. 


Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás, si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.


¡Mil besos y hasta pronto!

Gracias por leer estas líneas, un saludo.
Iñaki A. Lamadrid



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